Hoy es martes veintiuno de abril, un mes que ya casi se ha ido, son las 3 de la tarde de un día caluroso que yo acompaño con un te verde. Han tocado la puerta y lo siguen haciendo de un modo extraño y persistente. Una voz cansada de años "Ayuda" "Ayuda" repite una y otra vez. -Es la vecina de al lado- dice mi padre después de mirar a través de el ojo mágico de la puerta.
La he visto, se quien es, se para todos los días en su balcón (No lleva mucho viviendo ahí, tendrán unos meses) susurrando ella cree que se comunica pero pocas veces me detuve a preguntarle que había dicho. Ella era quien esta tarde tocaba a la puerta, no susurrando, tratando de buscar el tono mas grave de su garganta. En el segundo ayuda yo fui quien se paro tan rápido como pude a abrir la puerta. "David se ha desmayado" dijo ella.
Ojalá hubiese sido solo un desmayo.
Entre a este espacio donde ya había presenciado la muerte de la madre de una amiga hace muchos años cuando yo era mucho mas chica, no había vuelto a entrar ahí y nunca me imagine hacerlo bajo las mismas circunstancias. David estaba ahí, tirado en el piso... y yo quiero seguir pensando que realmente estaba desmayado o quizás durmiendo. Su hija no paraba de auxiliarlo, de darle en el pecho, de compartir mediante sus bocas un mismo aire, pero el no lo recibió, el no estaba ahí para agradecerlo.
Me va doliendo el pecho. La muerte y yo no nos llevamos bien, ella sabe que la detesto y que es la única que logra derrumbarme fácilmente. Ella estaba en el aire, contemplando o tal vez simplemente haciendo su trabajo.
Quien era David? Quien era esa señora que siempre que me ve pasar susurra y que hoy me sostuvo con fuerza todo el día la mano?
"Me prometio que íbamos a morir juntos" "Me prometio que nos íbamos a morir juntos e íbamos a ir al mar" "AY DIOS MIO DIME QUE EL ESTA VIVO" Decía mientras su mano sostenía las mias con tanta fuerza que no parecía la de una anciana. Sus lagrimas competían con las mías, mi boca no gesticula palabra. Ella se mecía en su mecedora y a mi me bastaba acariciarle las arrugas de las manos, sus hermosas manos que buscaban las que yacían postradas en el piso a metros de las de ella, de las mías.
"Esta mañana David tenia tanto calor y yo le traje este abanico, hablamos muchísimo, la mañana entera" tenia momentos de turbulencia pero en cuanto me miraba se calmaba y volvía a contarme alguna otra cosa. "Cuando David me vio dijo que se iba a casar conmigo (y como si hubiesen transcurrido millones de años atrás, su risa pareció la de una muchacha hermosa de 18 años) "Si, yo me voy a casar con Luisa" Y en ese momento supe su nombre. "Todo el mundo me decía y como tu enamoraste ese ingles" Y volvió a reír con tanta hermosura.
-Una dominicana del Seibo con un ingles- Me hizo pensar en un personaje de NOSTALGIA, una historia que escribí tan similar, un personaje tan igual a ella que por 15 segundos me identifique y llore cuando ella ya no seguía llorando como si hubiésemos cambiado de papeles, ella me reconfortaba a mi.
Pero yo no soy ella, no he encontrado un David por eso no puedo consolarla mas que esto. Yo no soy tan valiente para encontrar el amor y mucho menos para dejarlo ir.
"David era un hombre bueno, decente, organizado, imaginate, un ingles" Le pregunte si hablaba español, me dijo que si, que lo intentaba " Pero la que nunca aprendío ni un poco de ingles fui yo". Me causo gracia y reí con ella. Se que ambos sufrían de alzhaimer, David y Luisa, pero al parecer este la comprendió a ella y el momento por el que estaba pasando y no quiso atacarla, tal vez en algún momento lanzo una indirecta para avisar que seguía dentro de ella pero había que estar muy atento para percibirlo "Tengo que comprar cigarros" Me sorprendió tanto que fumara pero no le creí, por lo menos no que lo hiciera en estas fechas, antes seguro que si y ahí me di cuenta que el viejo alzhaimer me estaba hablando.
"Mira, desde chiquita yo me sentaba a fumarme un cigarro con mi papa y un cafecito, ay, no hay nada mejor que un cigarro y un cafe" una vez mas volví a sentir que éramos la misma y reí. "Y cuando se murió mi papa ahí fue que fume y bebí cafe y me puse muy loca" "Cuando murió no, cuando desapareció"
Y empezó a llorar a cántaros. A partir de este momento vi el reflejo de David en su padre.
"Se llevo a mi papa" "Ay el amor de mi vida, papa"
Hablaba de dos personas que su corazón estaba sintiendo como la misma, una la dejo hace tantos años, el otro la estaba dejando en ese mismo momento pero ambos se fueron y ella solo podía percibir la soledad y la despedida de dos grandes amores que en definitiva eran uno mismo. Ambas nos calmamos, ella con su llanto expresivo, yo con el mío que era de ella y lo descargaba en silencio. Las manos no se soltaron nunca. Los pájaros piaban mas fuerte que nunca, ambas mirábamos por su balcón, ella en su mecedora y yo en la silla a su costado.
"Esta mañana David tenia tanto calor y yo le puse este abanico y hablamos muchísimo la mañana entera" Ya me lo había dicho antes. "Yo a este balcón le llamo el balcón para hablar" Y sentí ganas de haberlo conocido antes junto con David.
Volvimos al silencio, a los pájaros y sus gritos, a los susurros de a quienes le dábamos la espalda. Ellos querían susurrar porque creían que ella aun no sabia que había muerto, ambas lo sabíamos, ambas estábamos al tanto pero no quería oirlo tampoco que la sedaran "Quiero comprenderlo todo"
Sus lagrimas eran el reflejo del mar en que queria morir junto a sus esposo, ya el mar le quedaba lejos porque el probablemente yacía nadando por el caribe hasta el atlántico, ella seguía en su balcón, tal vez preguntándose con quien iba a hablar. Yo le prometí visitarla todas los días y como una de las tantas veces mas rompió a llorar y como todas las anteriores, ambas lloramos.
Nos soltamos de las manos por unos minutos y alrededor de las 5 volvi con un cafe "Esta buenazo" "Te puedes casar" Dios la oiga pensé y reí. Estaba mas tranquila como si David aun estuviese presente y en cualquier estado, y lo estaba, en su habitación pero sin sueños, pulso o vida. Me contó que una vez un amigo de su oficina lo había desahuciado, a David, porque había enfermado y ella esta tarde estaba molesta y quería llamarlo para insultarlo. Entendí que eso seguro había pasado hace años pero que hoy alguien debía pagar la culpa de su muerte. Simplemente quería descargarse.
Volvi a las 9 de la noche para ver como estaba mi Luisa, justo en ese instante se estaban llevando el cuerpo. El cuerpo de David en una camilla nos rozo con el aire de despedida del hombre al que solo vi unas veces. Sus 81 años habían finalizado y desde el fondo oí su grito "El me dijo que íbamos a morir juntos" "Me engaño" "Me engaño" Ya el cuerpo no estaba, ella vino con su paso lento y con una flor agarrada de las manos que sostuve y se paro en la ventana. En ese mismo instaste su imagen me remitió al cuadro de Dali, mi favorito, "LA NIÑA MIRANDO AL MAR" y llore, por David, por mi, por la muerte, el amor, la soledad y la angustia pero mas que nada por ella y por la viva imagen que se presentaba ante mis ojos.
La muerte esta tarde se ha llevado consigo una historia de amor, al compañero de Luisa, a su interlocutor en su balcón. Ella se ha quedado en la ventana mientras se llevan el cuerpo y en su frente como una ilusión que se quedo en sueños, un mar se le presenta tan azul y real como la idea de que sus almas algún día volverán a encontrarse hasta navegar juntas.
Ay mi Luisa, mañana volveré a visitarte con tu cafe.
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